Para muchos niños la escuela también es su familia, ellos lo sienten así. Hablar mal los unos de los otros puede confundirles y hacerles sentir ansiedad. ¿Cómo podemos enfocar entonces el hecho de no estar de acuerdo en determinadas situaciones los unos y los otros?
Tanto en casa como en la escuela podemos percibir el mundo de formas diferentes y por consiguiente habrán situaciones que se generen tanto en la escuela como en la familia que no sigan la misma línea y los niños se darán cuenta en seguida. Lo ideal sería que los niños no sintieran que la familia y la escuela están enfrentadas en una lucha de poder por ver quién tiene más razón, quién lo hace mejor o dónde está la verdad absoluta. Si nos fijamos bien, incluso dentro de la misma familia o en un mismo equipo de trabajo(llámese claustro, equipo educativo, etc) conviven personas con diferentes formas de ver y hacer las cosas. Y si vamos más allá, pasará lo mismo dentro de la comunidad en la que vivimos y en la sociedad en general también.
Si nos centramos en ofrecerles un modelo polarizado, enfrentado, será así como crezcan y aprendan a resolver sus desavenencias. Difícilmente aprenderán a gestionar la convivencia basada en un modelo en el que las diferencias en lugar de dividir, sumen.
Hoy quiero compartir con ustedes dos de las estrategias que trabajamos en la formación de La Nueva Escuela:
- Abordar a través de preguntas de curiosidad qué emociones, pensamientos y opiniones tiene ellos de la situación en cuestión y qué posibles soluciones se les ocurren para encarar las diferencias. Tanto si eres madre/ padre como docente a través de esta estrategia estarás desarrollando en el niño su pensamiento crítico, que sea capaz de formarse una opinión en base a cómo se siente y también, su creatividad buscando sus propias soluciones en torno al desencuentro.
- Trabajar el consenso a través de la escucha y la contemplación de todas las necesidades de las partes implicadas. En nuestra formación podrás conocer a varios autores que trabajan el consenso a través del método ganar-ganar.
Lo bueno de trabajar estas estrategias es que no es necesario partir del hecho de que escuela y familia trabajen en la misma línea, ni estén de acuerdo en sus planteamientos. Aún no estando de acuerdo ninguna de las partes, si desde casa o desde la escuela trabajamos con estas estrategias los niños aprenderán que las cosas no son blancas o negras y que no tenemos que estar de acuerdo para buscar un entendimiento, simplemente valorarán que podemos tener necesidades distintas, buscarán una forma de cubrir las suyas propias teniendo en cuenta las de los demás, y, tomarán responsabilidad de cómo quieren cubrirlas.
Es importante que tanto los padres como los educadores, docentes, acompañantes infantiles sean conscientes de que detrás de un desencuentro hay un sistema de creencias que puede o no ser compartido por las otras partes y que los niños están aún desarrollando. Lo ideal sería que cada niño/a conformara su propio sistema de creencias, de ahí el uso de preguntas de curiosidad y sobretodo favorecer que los niños formen parte de la búsqueda de soluciones a los desencuentros entre familia y escuela.
Un ejemplo de todo esto podría ser el siguiente. Como familia no estás de acuerdo en que los niños repasen en casa algunos contenidos para reforzarlos porque crees que con lo que hacen en la escuela ya es suficiente. En cambio tú, maestro/docente, sí lo crees necesario. En ambos casos, antes que nada recuerda que tu visión sostiene un sistema de creencias y que tu hijo/a o alumno/a está desarrollando el suyo propio. Comienza por preguntar al niño cómo se siente al realizar actividades después de la jornada escolar para reforzar lo que está aprendiendo. Quizás a él también le guste y le haga sentir seguro, quizás sienta frustración porque prefiera hacer otras cosas por la tarde. Muchas veces ese desencuentro familia y escuela desaparece al escuchar al niño y sus necesidades. Traslada a la escuela o a la familia el parecer del niño, expliquen qué les preocupa y qué necesidades hay detrás de estas preocupaciones y traten de llegar a acuerdos entre todas las partes. Cuando los niños sienten que se les tiene en cuenta en la búsqueda de soluciones y entienden qué necesidades hay detrás de algunas situaciones se muestran colaboradores y responsables de sus elecciones, además pueden asumir las consecuencias de forma responsable buscando alternativas.
La familia y la Escuela del s. XXI van más allá de las diferencias, enfocándose en lo que comparten, enriqueciéndose de lo que las hace diferentes y nutriendo a los niños del Amor que SIENTEN al estar con ellos. Siendo así pueden cubrir las necesidades de los niños relacionadas con su bienestar y autorrealización.